Veo el sol entre nubes grises

por Norma Castillo
(Ciudad Autónoma de Buenos Aires)

Había perdido mi trabajo a mi novio meses después a mis padres, todo en menos de un año. Caí en depresión cuando perdí el trabajo y las demás situaciones profundizaron mi cuadro llegando al grado de tener depresión grave, pero nunca fui ni soy una paciente psicótica. Si bien es cierto que la medicación hace su trabajo también es cierto que uno sale cuando realmente uno pone todo de sí para hacerlo. Llegué a un estadío en el que le pedí a Dios que me permitiera salir o, si no, que por favor me llevara. Lo más angustiante de todo es que nadie, salvo el psiquiatra, por lo que estudió y no por lo que experimentó te comprende ni te comprenderá nunca.

Estás enferma dicen ellos y pretenden que vos no escuches. La verdad es que nadie entiende nada, sólo aquel que lo padece. Un buen psiquiatra hará un buen trabajo no sólo medicando sino también siguiéndote a cada paso hasta encaminarte (por lo menos es lo que me pasó con la psiquiatra que me atendió en el hospital de clínica que leía todas las hojas que yo llevaba tipiadas relatando mis estados de ánimo), hasta que me dijo búsquese un lugar donde pueda hacer taller literario y gimnasia, porque mi cuerpo había perdido la ductibilidad, y así lo hice.

Luego, varios años después, llevo 7 años dedicándome a la docencia en lengua y literatura de adultos. Sí me curé, no tengo recaídas y lo que no me permito es caer tan profundo como aquella vez. Sigo con medicación, lo único que quedó de permanente de aquel entonces es el insomnio pero con medicación lo controlo. Se podría decir que llevo una vida casi normal cuando no tengo recaídas pero que sólo son bajones de un día, producto de la vorágine en la que vivimos. Por eso sé que voy a volver el sol aunque haya nubes grises que a veces me lo tapen.